sábado, 28 de enero de 2012

Raza Quimera. Lo nuevo de la Mano Ajena

Notas al azar sobre el placer maravilloso de oír con atención y fruición….

Disco “Raza Quimera”
La Mano Ajena.
2011. Oveja negra.


“Aureliano Buendía volvió a vivir la tibia tarde de marzo en que su padre interrumpió la lección de física, y se quedó fascinado, con la mano en al aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia los pífanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez más llegaban a la aldea, pregonando el último y asombroso descubrimiento de los sabios de Menphis.
Eran gitanos nuevos. Hombres y mujeres jóvenes que sólo conocían su propia lengua, ejemplares hermosos de piel aceitada y manos inteligentes, cuyos bailes y músicas sembraron en las calles un pánico de alborotada alegría, con sus loros pintados de todos los colores que recitaban romanzas italianas, y la gallina que ponía un centenar de huevos de oro al son de la pandereta, y el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento, y la máquina múltiple que servía al mismo tiempo para pegar botones y bajar la fiebre, y el aparato para olvidar los malos recuerdos, y el emplasto para  perder el tiempo, y un millar de invenciones más, tan ingeniosas e insólitas, que José Arcadio Buendía hubiera querido inventar la máquina de la memoria para poder acordarse de todas. En un instante transformaron la aldea. Los habitantes de Macondo se encontraron de pronto perdidos en sus propias calles, aturdidos por la feria multitudinaria…” Gabriel García Márquez (Cien años de Soledad)

Así como José Arcadio, buscamos  desesperados al “Melquiades-Ajeno”  para que “nos revele los infinitos secretos de aquella pesadilla fabulosa”  en que se a transformado la escucha del último trabajo publicado por esta tribu sonora llamada La Mano Ajena.
Raza Quimera  es  un exquisito caldillo de congrio, sazonado con los mejores ingredientes musicales que este gran grupo nuestro ha cosechado en  su huerto multicultural; donde las voces, instrumentos, sueños,  alegrías y pesares de nuestro pequeño mundo se cruzan y abrazan en el mejor sancocho sonoro de estos últimos tiempos.
Hace un buen tiempo ya que los Mano Ajenos nos tienen acostumbrados a su brillante y pulcra interpretación, recreación y creación musical teniendo como plato fuerte las músicas balcánicas.
También sabíamos ya de su búsqueda en los confines del trovar hispano hablante. El recorrido lento pero seguro por los caminos chilenos y los más lejanos. El amor incondicional a los más bellos instrumentos musicales de aquí y de más allá. Esa inquietud alquímica por la mezcla y remezcla sin fin seguro, más bien impulsando lo desconocido, atesorándolo, acunándolo.
La Mano Ajena es un bello ejemplo de esta “nueva camada de músicos chilenos” (es una forma de decir, ya sabemos bien que el buen creador es siempre nuevo porque nutre su saber en sus antepasados gloriosos  reconocidos o no). Músicos jóvenes como aquellos gitanos de la tribu de Melquiades.  Desprejuiciados saltimbanquis lanzados a la ruta de la vida sin temor.  Talentosos y amables.
Raza Quimera es la tercera entrega discográfica de la Mano.  El tercer hijo quizás hoy el más querido por los talentos y  buenas venturas que trae con él. Pero no olvidemos el largo camino ya recorrido. Sus hermanos mayores “La Mano Ajena” (2005) y  “Radio Galena”  (2008) siguen sabrosos y frescos, envejeciendo de manera fina y exclusiva, un placer es seguir escuchándolos y disfrutándolos. Cada uno de ellos es un buen peldaño en esta escalera larga que lleva al cielo…
Me llena de orgullo haber compartido los primeros latidos de vida de esta bella criatura. Y estos no comienzan como podríamos suponer con el trabajo conjunto junto a Rodrigo Latorre (maestro cantor de esta  asociación) al invitarlo a acompañarme a una gira a Colombia con el Teatro del Silencio y Taca-taca mon amour. Este intercambio de música y amistad partió antes, una noche fría de Santiago de Chile a fines de los años ochenta frente a las puertas del mítico Garage de Matucana esperando  un frustrado concierto de Fulano. Ahí conocí a este joven músico, rockerazo, guitarrista en su grupo panketa Cesantía y sobre todo como yo: Maipusino. Dicen que las casualidades no existen y debe ser verdad eso ya que al pensar en un nombre  para aquel viaje  a Colombia volvió a mi  mente este muchacho, ahora mucho más maduro y mejor músico que antes. De ahí Nanaqui (mi obra más rockera para el Teatro del Silencio) y sobre todo para lo que nos interesa: Francia y el encuentro de porrazo con la música Balcánica.
De aquellos primeros tiempos guardo la imagen de un Rodrigo obsesionado (¿cuándo no?) con el estudio  y tratando cada día de comprender más este nuevo mundo sonoro. Las traducciones  que hacíamos de textos que entregaban más dudas que certezas  y nuevas pistas a seguir. El encuentro casual  y no tanto con cada uno de los músicos que conformaron y conforman hoy la Mano. Trabajo. Trabajo. Y más trabajo. Y de tanto trabajar, de aplicarse en esto de la vida de músico aquí están: Vivitos y coleando.
Cada uno de los temas que conforman esta Raza Quimera es un bello “patchwork” sonoro que pasea  nuestras percepciones e inteligencias por esos territorios  imaginarios de nuestra infancia. Todo se mezcla, se funde, se cocina lento, a fuego bien lento para que su sabor sea el mejor caldo amigo del paladar emocional. En esta Raza Quimera no hay fronteras como no las hay  para la gente del camino. Lo gitano es más que una pertenencia de raza, es una actitud de vida. Una forma de ser, la alegría triste de la boca del payaso, los pies doloridos del caminante que camina sin saber donde pero seguro de su caminar. Lo gitano es una opción en la vida en estos Ajenos tan cercanos a la realidad, a la vida de verdad.
Estos músicos de la Mano Ajena son cada día mejores músicos porque no buscan la perfección por la perfección, la correcta interpretación porque sí, la afinación absoluta, la armonía perfecta. Estos músicos son cada día mejores músicos porque nos estremecen el alma haciendo temblar el cielo con sus “bailes y músicas sembrando en las calles un pánico de alborotada alegría”.
Raza Quimera es un disco de primer corte. Fina selección. Creo con certeza que La Mano Ajena ya se sitúa entre los grandes de la música chilena. Se codea tranquila con Los Jaivas, Congreso, Inti-Illimai (cualquiera de los dos…) y tantos otros hermanos y hermanas músicos.
Larga vida a La Mano Ajena. Buena vida queridos amigos.
Me quedó fascinado, con la mano en al aire y los ojos inmóviles, oyendo a la distancia los pífanos y tambores y sonajas de los gitanos que una vez más dejan nuestro pueblo llevándose con ellos la loca idea de una Raza Quimera.


Jorge Martínez Flores.
Profesor y Compositor.